miércoles, 22 de abril de 2009

No me gusta Sexo en NY


Con la imagen ficticia que proyectan en esta serie de las mujeres, estereotipadas al máximo, nos quieren hacer creer que de esta ficción exagerada se puede sacar una realidad. O al menos unos visos. Una mentira por mucho que la repitas jamás será una verdad, aunque el olvido, el camuflaje de los recuerdos vagos y los despropósitos intencionados de la parte interesada, la cubran un poco. Pero no desaparece.

Si les soy sincero, la he visto pocas veces, pero las suficientes como para quedarme con la idea que transmiten al espectador medio, que como yo, cruza con su zapping 30 canales y da con esta serie cuando no hay nada mejor. Rara vez.

Considero que las protagonistas no pueden estar más vilipendiadas con su rol. Se supone que es una serie para mujeres e imagino por el punto de vista femenino que la rodea, estará creada, dirigida o escrita por mujeres o al menos participada por ellas en su mayoría. Es decir, el papel de la mujer en el producto final es esencial y determinante. De hecho, tiene un enorme éxito entre las féminas. Con ello pretendo disipar mis dudas a cerca de la autoría de la saga, para aseverar lo siguiente: a parte de superficial, me parece del todo machista. Machista porque la posición de la mujer aunque narre en primera persona sus aventuras, venturas y desventuras, al final, siempre es accesoria.

Me gustaría saber cuantos milisegundos tardarían las feministas misándricas en saltar a la yugular de una cadena televisiva que hiciera una serie tomando como protagonistas a un grupo de yuppies snobs y cachondos que se dedican a la dolce vita mientras buscan sin encontrar a una mujer ideal que satisfaga todos sus anhelos de pareja perfecta. Durante años.

Con una idea de independencia social, emancipación laboral y más o menos éxito en cada una de las parcelas que desarrollan las protagonistas, todas diferentes y estudiadas para lograr una identificación con el público lo más amplia posible, -el objetivo se cumple en unas fans al verse reflejadas y en otras por sentirse en el deseo de llegar a ser así- en lo meramente sentimental, que es el verdadero motor de la serie, la mujer aparece como fracasada y siempre frustrada en la búsqueda del amor idílico.

La superficialidad se representa a traves del consumismo compulsivo, snobismos, situaciones inverosímiles, estilismos imposibles y alternes en locales de lujo muy dificiles de repetir -si es que alguna vez uno se lo puede permitir- en los que naufragan una y otra vez las desdichas amorosas. "El éxito que he logrado como mujer, no lo encuentro en el amor", parecen decir. Tal vez porque la perspectiva no es la adecuada. Siguen culpando a los hombres de su desgracia, de no comprender su maravillosa naturaleza, pero más bien producen en el espectador imparcial, el efecto contrario. Esa visión siempre derrotista, hace que muchas veces ellas mismas se pongan en el plano de ser un mero accesorio que no conjunta bien con aquel hombre que parecía todo un caballero. Si partimos de la base de que nadie es perfecto, -empezando por ellas-, la búsqueda de las 4 jinetes del glamour parece inútil.

No están para muchas exigencias, en especial S.J. Parker.

Se destruye sistemáticamente la figura del hombre para no ver que el fallo, tal vez, sea creer que existe una perfección en las relaciones emocionales a la que por mala fortuna o casualidad desdichada nunca logran acceder -aunque pienso que con un poco de flexibilidad se puede ser feliz, "incluso en pareja"-, o quizás sea un pretexto a modo de coraza para no reconocer que el error reside en uno/a mismo/a. Los clichés son enemigos de la realidad y en esta serie, los topicazos aderezados con banalidades no dejan de ser una muestra misma de lo vacía que es.

Como no me creo que la base sea la crítica a este tipo de sociedad de principios supérfluos, cuestiono la idoneidad de reconocer un espejo donde mirarse en cada capítulo. El peligro será entonces para quien se tome como ejemplo la escala de valores que se intentan transmitir aquí. Primero porque ciertos lujos están al alcance de muy pocos y segundo porque la frustración de no encontrar ese paradigma de felicidad carísima (sexo opuesto incluído) sólo puede llevar a la desesperación. Esa es la sensación que mejor transmite la serie. Desesperación vestida de marca.

2 comentarios:

R@ dijo...

Lo cierto es que sólo he visto la película.Ni me encantó ni me disgustó.Estoy de acuerdo en que por mucho que traten de transmitir que sin mujeres liberadas, en el fondo están clamando lo contrario.
Siempre recordaré mi viaje a Holanda, paradigma de la igualdad, donde la mayoría de las mujeres llevaban el pelo corto,iban sin pintar, casi sin depilar, con ropa floja y kilos de más (bueno, también era su constitución)y sin torturarse los pies con tacones.
Eso me hizo pensar en por qué en los países ,sobre todo latinos,a las mujeres se las ``esclaviza´´ para estar siempre perfectas, como si eso fuese un valor por encima de los otros.
No me enrrollo más, me ha encantado el post

Jorge dijo...

Gracias por lo del post. Pero tengo que decir tal y como lo pintas prefiero entonces a las latinas que a las cochinas sin depilar!!! Jajaja!!! Te entiendoooo... Pero no me negarás que luce mucho más una chica arreglada (maquillaje Mac, tod un acierto, por ejemplo, Jajaja) que otra que vaya según se levanta de la cama!!! Otra cosa es que se haga de eso un modus vivendi. Todo en su justa medida, por favor. Estamos de acuerdo, creo yo...

Gracias por escribirrrr! Besazos.