jueves, 14 de mayo de 2009

Si, soy nuclear.


Existe, entre otras muchas, una web que defiende la energía nuclear como la alternativa definitiva a la dependencia y carestía energética que padece España desde hace mucho tiempo. Ésta es una cuestión que no deja impasible a nadie, a favor o en contra, pero es necesario abrir el debate definitivo para afrontarlo sin tapujos, tópicos ni medias verdades.

Hoy en día la gestión de los temas más sensibles de la energía nuclear como son los residuos, contaminación y seguridad no tienen nada que ver con los tiempos en los que se construyeron las primeras plantas. Es cierto que todos tenemos en la memoria el desastre de Chernobil, cuyas consecuencias aún padecen los cientos de afectados que han sobrevivido. Ni hoy es entonces, ni debemos ser temerosos ante tal innovación.

Obviamente y por si alguno está perdido aún, en el próximo siglo la lucha geoestratégica pasa por el dominio o la independencia energética. Rusia sabe que como gran almacén de materia prima, puede ser su oportunidad de volver a la primera linea mundial, tendrá las herramientas para rivalizar en la hegemonía mundial con USA. Ambos son países con extensiones de territorio suficientes para hayarse en los mismos una gran diversidad de recursos. No tendrán mucho problema en afrontar la nueva situación.

El verdadero problema lo tienen países como España, que es energéticamente dependiente. Seguimos comprando cantidades exageradas de energía a países como los árabes y americanos -con el crudo que tanto nos esclaviza- mediterráneos, -de donde llega el gas de Argelia- o mucho más lejanos como Rusia, que cierra el grifo cuando le viene bien. Pero lo peor es que no somos capaces de ser autosuficientes ni siquiera en la energía eléctrica. Francia lo sabe y se aprovecha de la hipocresía de este gobierno sandía que padecemos. Rojo por dentro y verde por fuera.
Se rechaza sistemáticamente la energía nuclear, con slóganes bonitos y margaritas en pancartas de colores, pero sin embargo y sin pudor alguno, se compra electricidad generada por el átomo tratado al país vecino. ¿No sería más eficiente generar nuestra propia energía con plantas que crearían puestos de trabajo e independencia?


Al menos vamos a reflexionar sobre la posibilidad. Aquí os dejo el decálogo que puede decantar la balanza. Esta vez no nos podemos quedar atrás nuevamente. Tenemos que coger el tren energético si no queremos ser un país que siempre va a remolque de Europa. Esa Europa que tanto admiramos para lo que nos interesa. Seguramente que si la gente supiera que pagamos la energía más cara porque generarla de la forma en la que lo hacemos ahora, mucho más caro y que con la energía nuclear bajaríamos las facturas a la mitad, alguno miraría los pros de otra manera máxime en los tiempos de crisis que corren. Sin embargo son constantes las subidas cada 6 meses y éstas son brutales. Pero los españoles parecemos jeques a la hora de pagar y luego lloramos como Boabdil cuando no llegamos a fin de mes.

En la web se desarrolla cada punto, pero sus enunciados ya son sugerentes por sí solos. Sólo de pensar que los coches en un futuro no muy lejano serán medio o totalmente eléctricos, ya supondría un grave problema para un abastecimiento medio carísimo de sostener. Se pretende acabar con los sobrecostes en el transporte, la inflacción de los productos que generan y en definitiva, que sea más barato viajar para todos. Aquí tenemos una oportunidad. Desde que se decide poner en marcha una central nuclear hasta que se pulsa el botón de inicio de su actividad, pasan al menos 12 años. Es para pensárselo, pero sin mucha dilación.

Eso es lo que les pido esta vez. Lean y piensen un poco. http://www.yosoynuclear.org/

10 razones para ser nuclear

miércoles, 6 de mayo de 2009

El Share

Cada vez nos sorprende menos los resultados de las audiencias de las televisiones españolas. Las cuotas de espectadores siempre se van repartiendo de igual forma por los mismos barrios y las mismas franjas horarias.

Confieso que soy un usuario limitado de la caja tonta, pero reconozco que existen programas que realmente merecen la pena, -al margen de las cadenas generalistas y a parte claro está de espectáculos deportivos puntales y peliculones-. Pero también es verdad que para confeccionar una ruta televisiva acorde con unos gustos un poco especiales, la carta de navegación através del dial es más complicada que la de un capitán de barco que pretenda dar la vuelta al mundo a vela.

Son saltos infinitos, tecleos frenéticos para llegar puntual al destino audiovisual y si uno es un poco olvidadizo, seguramente te pases de estación. Y esa semana el tren ya pasó, no vuelve. Como otros tantos en la vida real. Programar la televisión con cambio automático de programación sincronizado, será la solución.

Pero el fenómeno de las audiencias también parte de un hecho constrastado. Tele5 ha conseguido que a pesar de la más que dudosa calidad de sus programas, escándalos continuos y polémicas a parte, muchos hogares enciendan la tele apretando el 5. Tal vez sea porque ese número está situado estratégicamente en el mando a distancia, en el puro centro e incluso en algunos mandos su tecla es diferente. Yo mismo tengo un mando de teclas redondas y el que corresponde al 5 es cuadrado. No me digan que no es tentador.

Por otro lado, no se puede negar que desde que aterrizó en España vía Italia, su estilo particular -desde el inicio, repito- resulta efectivo.


La cuestión es que contantemente bate records de audiencia. Los programas de producción propia giran entorno a su propia programación en un bucle infinito. Hablan sobre si mismos, con un descaro tal, que incluso evita la vanidad. Por una cosa u otra, funciona.

También me llama la atención el fenómeno Simpson, en Antena3. Parece increible que pueda colocar todas las semanas una media de 4 capítulos entre los 10 programas más vistos de la semana. O la gente lo pone esperando al telediario sin atender a los hombrecillos amarillos o para mi, es algo completamente inexplicable.

Tal vez lo que ocurre es que a la sociedad del sillónball le apetece que todo se lo den hecho. Hasta la programación televisiva. Es lo que yo llamo el espectador de unplugged brain. Desenchufado neuronalmente. Un mero observador de la pecera humana. La televisión es entretenimiento, diversión, pero también puede aportar alguna formación o despertar alguna inquietud. Existen multitud de programas entretenidos y a su vez, didácticos, culturales, formadores de opinión (sin entrar en sloganes baratos ni topicazos simplistas o interesados) e incluso evasivos pero con esencia.


Deberíamos analizar un poco más los shares y ver qué tipo de sociedad tenemos. Qué busca, que le inquieta o por qué cosas se puede llegar a motivar. Algunos políticos lo saben hacer muy bien. El televisor es un arma poderosa, a traves de ella se pueden manejar conciencias o impulsar corrientes que antes no contaban más que un sustento teórico, convirtiendose en un autentico fervor de masas. Lo que más me asusta de todo es que si el filtro propio no es bueno, colará todo.

Al final, si no hay otro remedio o no tenemos el poder que otorga el mando, siempre nos podrá quedar admirar la creatividad de algunos anuncios...