miércoles, 5 de noviembre de 2008

Obama no es el mesias

Ya es una realidad. Barack Obama es el nuevo presidente de los USA.


No hemos tenido más remedio que seguir todo el largo proceso de elección presidencial, ya que el bombardeo mediático al que hemos sido sometidos ha sido brutal. Desde las primarias demócratas hasta el día de hoy casi ha transcurrido un año y medio. Hemos prestado más atención a estas elecciones que a las propias. Será porque en ellas también nos jugamos algo. Estamos reconociendo implicitamente que USA es la primera potencia del mundo y el mejor aliado del occidente europeo.

Obama ha sabido tocar fibras sensibles pero difíciles de movilizar, como la juventud -casi siempre indiferente-, los grupos raciales y sectores de la población que tradicionalmente se han visto siempre fuera del sistema. Lejos de ver las diferencias entre ellos mismos, ha conseguido que todos se sientan una sola América.


Los medios que han posibilitado ésto, -junto con los debates y mítines tradicionales- son los más populares entre la sociedad tecnológica: Internet y sus diversas opciones, como son las webs interactivas, blogs, foros, myspaces... Pero en estos canales no sólo se proporciona información. Las donaciones al partido demócrata han batido records históricos gracias a las pequeñas aportaciones on line de muchos entusiastas. Unos cuantos pocos, hacen un mucho. Y así ha sido. Un 75% de participación inscrita para votar es el reflejo de que algo ha movido la implicación del pueblo norteamericano.

Barack Obama ha conseguido que muchos le votaran o crearles empatía sin saber ni siquiera qué discurso lleva. Y eso que es un gran orador. Es el éxito de quien se lanza a una campaña revestido de un liderazgo hipnotizador. La marca Obama ha hecho posible que se le identifique con una opción segura. Instintivamente lo eliges distraido como cuando ante la clásica pregunta "¿qué va a tomar?" del camarero, respondes sin pensar: "una coca-cola".


Una brillante campaña, marketing efectivo y una imagen rompedora con todo lo anterior, han aupado al senador Barack a ser el hombre más poderoso del mundo. O casi. Mucho me gustaría saber quienes son los que verdaderamente dirigen la Casa Blanca. Los gurús del Estado, los grupos de presión y los compromisos adquiridos durante todo el proceso de elección, condicionan siempre las decisiones futuras de quien ostenta el cetro de poder.

La saliente administración Bush -con o sin culpabilidad, según el caso- deja un panorama poco alentador para afrontar los cambios que el senador de Illinois ha prometido. Dos guerras y una recesión económica mundial le condenarán a entenderse con el pasado si quiere cambiar el futuro.

En este momento, el pueblo de los Estados de la Unión tiene renovadas sus esperanzas con el cambio. Pero la ilusión es subjetiva. Es una proyección optimista de mejorar aspectos personales que no marchan como quisiéramos. ¿Qué pasará si Obama no es capaz de satisfacer todas las promesas de bienestar? ¿Qué ocurrirá si el presidente ha de tomar opciones impopulares pero necesarias para los USA? ¿Está preparado el pueblo norteamericano y el resto del mundo para que las cosas no salgan como cada cual espera o se despertarán del nuevo sueño americano?. Nadie duda de las buenas intenciones que el nuevo presidente pueda tener, pero una cosa es desear y otra cosa es hacerlo realidad.


Y aquellos que se frotan las manos sin Bush, les recomiendo que esperen un poco para tirar cohetes o intentar hacerse ahora la ansiada foto en la Casa Blanca. No olvidemos que antes que demócrata, Obama es un patriota; desde hoy es además un hombre de Estado y en ambas condiciones hay principios inamovibles.

Por último quiero hacer una breve reseña a John McCain, que aparte de tener que lidiar con un rival durísimo, se ha visto perjudicado por su segunda de abordo, Sarah Palin y la alargada sombra de George W. Bush. Si ustedes no saben nada de este veterano de guerra metido a político -con una larga trayectoria-, olviden los cliches que transmiten los de siempre. Simplemente escuchen, lean o háganse con el discurso de felicitación al nuevo presidente Obama. Se darán cuenta de lo que es un auténtico caballero. Me quito el sombrero. Cuánto tienen que aprender nuestros políticos. O tal vez, cuánta educación falta en nuestra sociedad.

1 comentario:

Joaquín DC dijo...

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