lunes, 20 de octubre de 2008

Puta mentira y además, colapsa...

Acaba de hacerse pública la puesta en libertad con cargos -tras una breve detención- del novio de Falete. Fue acusado por falsedad de denuncia (presuntamente) ante la Policía Nacional. Según parece, el novio del artista, acudió el pasado día 13 de Octubre, -lunes de la madrugada, para más señas-, a denunciar que había sido víctima de un secuestro express.

Los agentes que le tomaron declaración apreciaron numerosas contradicciones y al indagar un poco más detalladamente, las argumentaciones del susodicho se iban desmoronando. Eran las 5 de la mañana y no sería ético preguntarse en qué situación -afectiva, física, moral o psíquica- se encontraba el novio del famoso cuando acudió a las dependencias policiales. No me interesan. Pero lo que si me preocupa es la ligereza con la que se acude a las autoridades judiciales y del orden en la actualidad.


Tras una huelga de funcionarios de justicia a principios de año -con trabajo que tardarán meses en recuperar-, y en pleno parón de jueces y secretarios judiciales, lo que menos puede ayudar a la normalización es aumentar innecesariamente el volumen de tareas a la Administración de Justicia. Llama la atención la frescura con la que en plena tertulia -cada vez más variopintas de participación, intelecto y temática- unos y otros se lanzan amenazas de demandas como armas arrojadizas.

Ex Grandes Hermanos, tertulianos del corazón, políticos que amedrentan a quienes les critican, famosos de medio pelo casposo o cualquier hijo de vecino, incluso menores hacia sus padres, tienen las frases bien aprendidas: "nos veremos en los tribunales", "está todo en manos de mis abogados" -como si tuvieran todo un bufete trabajando para ellos solitos- y la que más me gusta, la magnífica de Coto Matamoros, "Te voy a poner dos demandas, una por lo que has dicho y otra por tonto".


Hay personajes que acumulan mas demandas que cornadas un torero retirado. Auténticas montañas de acciones legales para defender derechos inexistentes con argumentos jurídicos de dudosa valía y que atascan los juzgados. Se exhiben con furia las sentencias favorables -sobre manera si hay indemnización- aunque no entiendan el sentido de su Fallo. En caso contrario, recurren instancia tras instancia en busca de un motivo -incluso distinto- para salir victorioso, aunque el objetivo inicial ya haya quedado en el olvido.

Y mientras tanto, los abogados cobran por todo y hacen su particular agosto durante todo el año. Es algo fácil porque quien va al abogado nunca sale desconsolado. Hasta que salga la sentencia, que entonces ya veremos.

Lo que es intolerable es que el ciudadano de a pie, que paga sus impuestos y demanda una administración cada vez más eficaz, se encuentre con colapsos evitables. No se pueden achacar todo a dilaciones indebidas de los jueces, -casos por cierto, puntuales y prácticamente imposibles de demostrar-. Si hoy en día todos nos preocupamos por utilizar los diversos recursos energéticos de una forma racional, la Justicia y demás servicios públicos deberían tener el mismo enfoque. Por el bien de todos.


Es difícil creer en la Justicia en los tiempos que corren. No nos queda otra opción. Pero son muchos los que al verla ciega, tratan de engañarla. Ilusos. La vida -y la Justicia- siempre tienen una guasa que a veces, "quita er sentío". Tal vez fuera premonitorio el título de aquel álbum desgarrado de Falete y todo sea "Puta Mentira". No quiero pensar en el rapapolvos que el tonadillero infringió a su pareja -sentencia casi divina-, pero seguro que yo preferiría la del juez predeterminado por la Ley. Se coge primero a un mentiroso que a un cojo y ahora se le juzga.

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