jueves, 16 de octubre de 2008

A James Bond le oprime el bañador

De joven ya apuntaba alto

Daniel Craig, el James Bond más controvertido de la historia junto a Timoty Dalton se niega a que su papel estelar de agente secreto le exija realizar escenas a su juicio incomodas. Tras este titular, pudieramos pensar que el desastre -algunos ya tachan de maldición- que ha perseguido a la última entrega de la saga Bond, Quantum of Solace, ha acongojado al protagonista. Accidentes de automovil, especialistas ingresados, fuego en el plató, cortes más o menos graves e incluso según las lenguas ociosas, el apuñalamiento de un técnico en Panamá, son algunas de las "desgracias" que han acompañado a todo el intenso rodaje. El propio Craig, compareció con el brazo en cabestrillo en la presentación moscovita de la película. Sinceramente, todo me hubiera sorprendido más si este desbarajuste se hubiera producido en el rodaje de Mar Adentro.

Por más chocolate que como, no se forma la tableta

Pero no. Lo que parece aterrar al intrépido agente esta mar afuera: se negará a enfundarse nuevamente en un bañador. En un primer momento pensé que el nudismo era la solución. En la búsqueda de los motivos que le hubieran conducido a esta tajante decisión, caí en que tal vez ahora exista un afán de desmitificación del protagonista -que ya comenzó en Casino Royal, mostrando las debilidades de James-. Entregado al descuido, habría abandonado el gimnasio para mostrar una buena curva de la felicidad aumentada vergonzosamente. De un modo más concreto, les diré que a sus 40 años, el actor y el personaje son humanos y las abdominales ya no se marcan tan bien como para lucirlas en plano corto. Se sufre más para mantenerlas. En eso pensamos todos cuando llega el verano -olvidado ya por completo, lástima-. La diferencia está en que nosotros no cobramos por lucir palmito. Él si.

El argumento esgrimido es del todo subrealista: "no fue bochornoso salir del agua con un atuendo tan ligero, pero sí que fue "una sensación muy extraña" saber que miles de personas se compraron por ello el mismo traje de baño.", aseguró Craig. Bienvenido al mundo real. A veces me pregunto de dónde salen estos actores. Alguien debería explicarles que muchos de quienes van a ver sus películas, pueden caer en la tentación de imitar su estilo, ver en ellos una tendencia de moda o simplemente generar una idea de empatía.

Busque las 7 diferencias

¿Se acabarán de este modo también las sugerentes salidas del mar de las chicas Bond? Pudiera ser. Si nos fijamos bien, a pesar de los años de diferencia -o tal vez por eso-, todas parecen iguales. O casi. Seguro que el público mayoritario de Bond pasa mejor sin su bañador que sin los bikinis de sus espléndidas acompañantes. El espectador es soberano, manda y demanda. Las tornas se pueden volver en contra del actor. Aunque mejor dicho, quien manda es el consumismo que hace desvirtuar por completo los roles preestablecidos. Si una casa comercial paga lo suficiente, el inglés cambia su coche británico por otro alemán, luce un reloj suizo que no es de cadena y el ceremonioso té se convierte en una caña bien fría. Donde va, triunfa -el consumo exacerbado, claro-. Ya puede rezar el señor Craig para que Speedo no vea en este tímido James Bond un bonito escaparate.

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