miércoles, 6 de mayo de 2009

El Share

Cada vez nos sorprende menos los resultados de las audiencias de las televisiones españolas. Las cuotas de espectadores siempre se van repartiendo de igual forma por los mismos barrios y las mismas franjas horarias.

Confieso que soy un usuario limitado de la caja tonta, pero reconozco que existen programas que realmente merecen la pena, -al margen de las cadenas generalistas y a parte claro está de espectáculos deportivos puntales y peliculones-. Pero también es verdad que para confeccionar una ruta televisiva acorde con unos gustos un poco especiales, la carta de navegación através del dial es más complicada que la de un capitán de barco que pretenda dar la vuelta al mundo a vela.

Son saltos infinitos, tecleos frenéticos para llegar puntual al destino audiovisual y si uno es un poco olvidadizo, seguramente te pases de estación. Y esa semana el tren ya pasó, no vuelve. Como otros tantos en la vida real. Programar la televisión con cambio automático de programación sincronizado, será la solución.

Pero el fenómeno de las audiencias también parte de un hecho constrastado. Tele5 ha conseguido que a pesar de la más que dudosa calidad de sus programas, escándalos continuos y polémicas a parte, muchos hogares enciendan la tele apretando el 5. Tal vez sea porque ese número está situado estratégicamente en el mando a distancia, en el puro centro e incluso en algunos mandos su tecla es diferente. Yo mismo tengo un mando de teclas redondas y el que corresponde al 5 es cuadrado. No me digan que no es tentador.

Por otro lado, no se puede negar que desde que aterrizó en España vía Italia, su estilo particular -desde el inicio, repito- resulta efectivo.


La cuestión es que contantemente bate records de audiencia. Los programas de producción propia giran entorno a su propia programación en un bucle infinito. Hablan sobre si mismos, con un descaro tal, que incluso evita la vanidad. Por una cosa u otra, funciona.

También me llama la atención el fenómeno Simpson, en Antena3. Parece increible que pueda colocar todas las semanas una media de 4 capítulos entre los 10 programas más vistos de la semana. O la gente lo pone esperando al telediario sin atender a los hombrecillos amarillos o para mi, es algo completamente inexplicable.

Tal vez lo que ocurre es que a la sociedad del sillónball le apetece que todo se lo den hecho. Hasta la programación televisiva. Es lo que yo llamo el espectador de unplugged brain. Desenchufado neuronalmente. Un mero observador de la pecera humana. La televisión es entretenimiento, diversión, pero también puede aportar alguna formación o despertar alguna inquietud. Existen multitud de programas entretenidos y a su vez, didácticos, culturales, formadores de opinión (sin entrar en sloganes baratos ni topicazos simplistas o interesados) e incluso evasivos pero con esencia.


Deberíamos analizar un poco más los shares y ver qué tipo de sociedad tenemos. Qué busca, que le inquieta o por qué cosas se puede llegar a motivar. Algunos políticos lo saben hacer muy bien. El televisor es un arma poderosa, a traves de ella se pueden manejar conciencias o impulsar corrientes que antes no contaban más que un sustento teórico, convirtiendose en un autentico fervor de masas. Lo que más me asusta de todo es que si el filtro propio no es bueno, colará todo.

Al final, si no hay otro remedio o no tenemos el poder que otorga el mando, siempre nos podrá quedar admirar la creatividad de algunos anuncios...

2 comentarios:

Autor dijo...

Muchos episodios de Los Simpsons son obras de arte que merecen ser vistas varias veces. Hay un grupo en facebook de seguidores que reconocen que les gustan los episodios repetidos de Los Simpsons. Yo soy uno de ellos. :P

Jorge dijo...

Pero no te des como ofendido hombreeee!!! Jajaja... Sólo digo que es un misterio que en esa franja horaria tengan 2 millones de espectadores. Más que algún partido de fútbol de primera...

PD: Ahora que lo dices, te veo un poco amarillento, si...