viernes, 27 de febrero de 2009

London Taxi (II)

En tanto él hablaba, Steve, sorprendido, observó por el retrovisor interior como su extraño pasajero se quitaba la corbata y desabrochaba el botón del cuello de la camisa, buscando un poco de holgura. Parecía estresado. A la vez que se acomodaba, seguía mirando por la ventanilla abstraido, con el ceño un tanto fruncido.

Sin perder la carretera de vista nuevamente, le espetó: "No entiendo, Señor. ¿Qué quiere decir?, ¿que todos vienen a mi taxi por algún motivo común?"

- "¡Exacto!" Replicó rápidamente, sorprendiendo tanto a Steve, que casi se le cae la gorra del susto. Mientras cruzaba las piernas y hacía un rollo con la corbata, continuó... "Pero, ¿no se da cuenta? Todas esas personas, acuden a usted porque usted es el medio de poder llegar a algún sitio, de una forma rápida, segura y sin más preocupación que dejarse llevar y al final, gratificarle su labor. ¿Se imagina Steve? -y tras una breve pausa, prosiguió-, ¿se imagina que cualquiera de ellos subiera en su taxi, y usted no supiera llevarle a donde desean? Sería una frustración, todo el mundo espera que usted les lleve a su destino..."


- "Bueno, yo... alguna vez he tenido que poner el GPS, Señor. No tengo en la cabeza todos los caminos, calles y lugares", confesó humildemente el taxista.

- "Si, pero usted sí sabe qué hacer en cada momento -dijo sin esperar un segundo, rectificándole con suficiencia- ¿No cree que todo el mundo desearía tener a alguien a su lado que le oriente y le guíe cuando está perdido?"

- "Eso mismo es lo que me está sucediendo ahora, Señor. Llevamos una hora vagando por Londres y aún no sé a dónde iremos a parar."

- "¡Exacto!" -Exclamó de nuevo. Pero esta vez Steve ya estaba curado de espanto y no hubo sobresalto-. "Usted, como yo, como todos, necesitamos de alguien que aunque no sepa el camino más corto para llegar, no se pare jamás y vaya abriendo la senda. Aunque estemos desorientados, juntos, siempre lograremos llegar a algún lugar concreto. Todos necesitamos encontrar a alguien para seguir una dirección en el gran viaje de la vida. Mejor acompañados y así hacerlo más agradable."

- "No entiendo nada, Señor...", -susurró casi decepcionado-.

- "Si que lo entiende, amigo Steve, si está cansado de hacerlo. Tal vez haya que dar muchas giros sin rumbo fijo para encontrar el buen camino."

En esos momentos no estaba muy seguro de lo que podría llegar a contestar su atípico pasajero, pero aún así, formuló la pregunta que llevaba tanto tiempo queriendo exteriorizar. "Señor... no se ofenda, pero entonces, ¿sabe ya a donde vamos?".

- "Si, Steve, ya se a donde vamos. Vamos al aeropuerto."

- "¿Al aeropuerto? ¡Diablos! ¿A qué aeropuerto?"

- "¡Rápido, al aeropuerto, amigo mío! Vamos a Heathroad, vamos a impedir que me quede sin destino nunca más. No quiero pasar el resto de mi vida dando vueltas sin sentido"

- "¿Ahora va a coger un avión? ¡Le aseguro que el piloto no tendrá tanta paciencia como yo!"

- "No, Steve, -llegó a decir entre una ligera carcajada- nada de eso, voy a impedir que alguien lo coja."

- "¿Se refiere a una mujer, Señor?", preguntó el veterano conductor arqueando una ceja.


- "Qué estúpido he sido. La he tenido tanto tiempo delante y no me había dado cuenta de que ella era mucho más que mi secretaria. Ella dirigía mi agenda profesional de forma impecable, pero además, siempre añadía alegría a mi vida personal. No fui consciente hasta que se fue". -Entonces, al pronunciar estas palabras, el desasosiego se apoderó de él y siguió relatando cabizbajo sus sentimientos-. "Por la maldita crisis, tuve que despedirla y asumir la planificación de mi labor personalmente. Al hacerlo, empecé a sentirme autónomo, yo mismo con mi caos, como antes, como al principio de mi carrera; pero también me sentía solo. Su ausencia abarcaba más que el vacío que había olvidado en su despacho. También lo había dejado en mi corazón y yo no sabía que eso era lo que me estaba matando por dentro. Ahora no puedo olvidarla. Quizás me he dado cuenta demasiado tarde de que ha sido alguien especial en mi vida y quisiera que lo fuera para el futuro. Tengo que decírselo antes de que sea demasiado tarde". Y suspiró hondamente.

- "Me lo temía, siempre hay una mujer, pero no se qué puede hacer para remediarlo en una situación así... no estará pensado alguna locura como salir a la pista de aterrizaje o pedirle matrimonio en el aeropuerto. No será capaz de hacer una cosa así, ¿verdad, Señor?"

- "Ahora que lo menciona, tal vez no sea mala idea, amigo... hoy era una mañana estraña, hasta que no he cogido su taxi, no tenía nada claro. Pero es un día lo suficientemente atípico como para cambiar el rumbo de una vida. O si ella dice que si quiere, la de dos vidas hacia un solo camino."

- "¿Está seguro?"

- "¡Nunca lo había estado tanto de algo! ¡No tengo nada que perder!"


- "Entonces le recomiendo que vaya poniéndose la corbata, Señor, vamos a tomar la autopista..." -pisó a fondo el acelerador y rugió el motor del viejo taxi, que transmitió toda su energía al interior del coche y a sus ocupantes-.

- "Gracias, Steve, sabía que usted me llevaría a mi mejor destino. ¡Deséeme suerte!" -Exclamó mientras recuperaba poco a poco la autoestima a medida que se hacía el nudo-.

- "No hace falta, Señor, estoy seguro de que la tendrá."

4 comentarios:

R@ dijo...

Hola
será que soy un poco fantasiosa, pero había llegado a creer que el viajero era el diablo¿? es muy descabellado o se te pasó por la cabeza en algún momento?
un saludo y felicidades por el cuento

Unknown dijo...

Siento defraudarte pero no... siempre había pensado en la historia tal y como salió. Está escrita del tirón, aunque esté partida en dos (era una cuestión más de espacio). No me paro mucho a la hora de escribir, lo que sale, se queda.

Y me dió por el tema más terrenal, chica, que se le va a hacer. Será que echo de menos a alguien... ;)

Pero ahora que lo dices, si que pega, si... Sería cuestion de cambiar el final... Jijiji! ---€

Autor dijo...

¿Habrá tercera parte?

Jorge dijo...

Pero hombre, tú también me lees? Esto es una vergüenza nacional! Ni un comentario en las cenas de la quiniela, eh! Jajaja...
Segundas partes siempre fueron malas: Si mi lectora habitual/incondicional se decepcionó con la segunda, imagínate qué hará con una tercera!
Jajaja...