martes, 14 de octubre de 2008

U2 3D OK

U2 3D Bajo estas simples siglas y de la mano de National Geographic la banda irlandesa U2 ha vuelto a sorprender a su público y a sus competidores. Han sido los primeros en lanzar una nueva y mejor versión de su producto, haciendo las veces de rompehielos en un mercado virgen: conciertos en salas de cine en formato 3D. En USA ha sido un éxito que aún cuelga en las carteleras y en España probablemente será de lo más rentable (o tal vez más satisfactorio) para un triste languidecer del público de salas.


El espectador de a pie, lejos de los privilegios de los críticos de cine y demás mundillo del colorín que consigue pases para Premieres exclusivas y sobre todo gratuitas, (canapés y champagne incluidos) se piensa mucho qué película ha de escoger a la hora de pagar 6,50, 7 o incluso 8 euros -en los tiempos que corren- por casi dos horas de ¿entretenimiento? no asegurado.

U2 ha revolucionado el panorama musical desde los 80s y ha sabido evolucionar con más o menos acierto -que yo llamaría gusto particular de cada cual- y perdura en el año 2008 con esta fórmula que sintetiza la espectacularidad de su magia sobre el escenario y las posibilidades que brindan las pantallas 3D. A nadie se le había ocurrido antes o nadie se había atrevido a hacerlo, pero el que golpea primero, lo hace 2 veces. ¿Estamos ante el futuro de los macroconciertos fraccionados en múltiples sesiones? No lo creo. Estamos ante un nuevo nicho de mercado que muchos explotarán, pero a rebufo –como casi siempre- de los irlandeses.

La experiencia ha sido única. Tecnología mejorada en el 3D, colaboración con National Geographic, selección de repertorio marcadamente comercial y guiños constantes al público son la receta del cóctel que sabe a éxito seguro. El resultado se siente cuando sales de la sala y no te preguntas -rascando el bolsillo- cuánto te ha costado la broma, palomitas incluidas-, si no que comentas con tus acompañantes los momentos más álgidos de la proyección. Las caras lo dicen todo.


No se puede piratear, ni bajar de la red, no hay tecnología para reproducirlo y puede que sea lo mejor de todo. El futuro ya está aquí y ha venido desde Dublín. Volvería a verlo y volvería a pagarlo. Pero sobre manera, tengo ganas de verlos otra vez en directo. Eso es insustituible. Larga vida a U2.

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