jueves, 15 de enero de 2009

Si Dios mandara sus ángeles todo estaría bien

Servida la nueva polémica. Los autobuses existencialistas. Nunca hubiera imaginado que la toeología aterrizaría desde las mentes de los antiguos pensadores a los carteles publicitarios de los autobuses. El debate de la existencia de Dios es tan viejo como la propia humanidad. El ser o no ser de la divinidad es una eterna discusión entre los que quieren dar un sentido irracional a lo inexplicable y quienes se conforman con ignorar las respuestas de lo ininteligible porque no existe manera de racionalizarlo.

En bus ves por donde vas. Linea 13, ¿mala suerte?

Somos excesivamente dados a otorgar milagros allí donde no encontramos una causa natural o humana de los sucesos. Unas veces porque es la única salida que podemos dar a las incognitas y otras porque es la más sencilla. Lo malo de esto es la utilización de los presuntos milagros para beneficios de algunos que nada tienen que ver con la manera de entender la vida espiritual y si la material. Del mismo modo que no hay mayor ciego que quien no quiere ver, no hay mayor crédulo que quien a toda costa pretende creer. Y de veras que lo hacen. A pies juntillas y si te digo que te tires, te tiras. Pero es cierto que en todo ello hay un inconformismo que busca al menos una respuesta final, que se toma o se deja y sobre la que no se admiten más cuestiones. Cuestión de fe.

Por otro lado los que niegan la causalidad divina de los fenómenos extraordinarios, se refugian en el azar o la casualidad de casualidades de los hechos anormales para explicarlo todo. Quienes profesan esta forma de entendimiento, huyen hacia la ignorancia cuando la ciencia no puede explicar las causas de los efectos. Si siguieramos esta toería, diríamos que donde no llega la ciencia, llega la ignorancia por pasividad, o de una forma práctica y activa, donde no hay conocimiento, sólo podemos conformarnos con ser meros observadores. La observación puede ser el camino que conduzca al saber, pero mientras tanto, miraremos los hechos como mira una vaca al tren. Todo es un problema de perspectiva.

Volviendo a lo terrenal, la publicidad ateista surge en Londres con la pretensión de sacar a la luz una "población oculta de ateos, que necesita mostrarse", según Richard Dawkins, presidente de la British Humanist Association (BHA) y llega a nuestro país como llega siempre toda esta parafernalia, por burda imitación y mucho más rápido que otras cosas más necesarias. ¿Y en dónde? Como no podía ser de otra manera, se exteriorizó en la "cosmopolita" Barcelona. que siempre ha anhelado hacerse más y más diferente del resto de España plagiando a otras urbes, eso si, extranjeras.

U2 - "Y SI DIOS ENVIARA SUS ÁNGELES TODO ESTARÍA BIEN."

Pero la respuesta no se ha hecho esperar, ni en Londres ni en Madrid. Grupos cristianos (evangélicos, mayormente) han comenzado a poner sus slogans en los mismos soportes publicitarios. Al final quien sale ganando es la empresa que gestiona los espacios anunciantes. Mientras ambas corrientes se tiren los trastos de esta forma, el negocio será rentable.

Y cuando a las 8 de la mañana -si no antes- vayamos al trabajo, a la universidad o a la compra, somnolientos y encabronados por el monótono día que nos queda por delante, leeremos "Dios probablemente no existe. No te preocupes y disfruta de la vida". No pensaremos ni un segundo más en ese mensaje, haremos nuestros cometidos diarios y cuando muchos volvamos a las 20:00 de la tarde -el que pueda-, cansados a camino a nuestras casas, veremos entonces un cartel que diga "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo".

Another day in paradise?

Y también lo leerán aquellos que sufren la crisis y no llegan a fin de mes, aquellos que les tiembla el puesto de trabajo y les ahoga la hipoteca. Las parejas que no pueden con esos niños demoniacos de hoy día, o que no aguantan más su matrimonio. Quienes tienen una enfermedad crónica o pasajera. Aquel que se siente o está realmente sólo, los depresivos, los drogadictos, las maltratadas, los infelices por definición y todo el mundo en general. Todos leerán y se pondrán a reflexionar en qué clase de infierno viven -les toca "disfrutar"- si todo les va mal. Pensarán que mientras unos hablan de la existencia o no de la Divinidad para justificar la despreocupación, otros matan en nombre de Dios -pero con las mismas mezquinas causas que los infieles laicos-, causando dolor y muerte. Tal vez sea mejor morirse porque aquí muchos no encuentran la forma de poder vivir placenteramente esa vida -atea, agnostica, politeista o monoteista- sin tener que armar un la de Dios es Cristo de vez en cuando por cualquier motivo.

Si todo el mundo tuviera sus necesidades cubiertas, un trabajo y capital suficiente para poder pagar unas vacaciones y relajarse, la mejor educación para sus hijos y que estos les respeten, los medios para obtener una solución a sus dolencias y el cariño suficiente que compense su soledad o aflicción, es decir, un poquito de felicidad duradera, a cada uno de nosotros nos sobrería tiempo para agradecérselo a Dios, a la ciencia, al género humano o a quien quisieramos sin necesidad de que nadie nos diga qué tenemos que hacer.

Consejos vendo y para mi no tengo: Vivan en paz y busquen la felicidad allá donde se encuentren; agárrenla con fuerza para que no se escape y póngale un cascabel por si alguna vez se marcha, la oigan volver.

1 comentario:

R@ dijo...

Que razón tienes!